El niño de la Bota infortunada

Exhibe Santa Clara entre sus tesoros el Parque Vidal, construido sobre lo que antes fuera un cementerio, exhibe el parque en su interior diversos monumentos que brillan por sí solos, muestras de arte y de historia que son orgullo de los cubanos, alberga una glorieta, un obelisco, la estatua de Marta Abreu y a un costado, la pequeña escultura de un niño sin nombre con una bota rota. Conocida por todos como El niño de la Bota.
La obra conocida como «El Niño de la Bota Infortunada», fue colocada en 1925 en el parque Leoncio Vidal y con el paso de los años devino en una representación de los santaclareños, apreciada por sus visitantes, tanto nacionales como extranjeros
La fuente original fue comprada en Nueva York a un costo de $ 747.32 dólares, en una famosa casa de venta de objetos de artes, la J. L. Mott Company.
El niño de la bota es una reproducción de los chicos que acompañaban las tropas del ejército norteño en la guerra civil entre el norte y el sur de los Estados Unidos. Marchaban tocando tambores, por lo que se les llamaba «drummer boys», o sea, niños tamborileros y al terminar las batallas llevaban agua a los heridos, la mayoría de las veces, en sus botines.
En recordación a ellos se mandó a fabricar una estatuilla a Italia y a partir de ella la ya mencionada casa J. L. Mott hizo alrededor de 23 copias a una escala mayor y las comercializó.
La hermosa escultura comenzó a surtir agua el 15 de julio de 1927 cuando se inauguró el parque Vidal, en homenaje al aniversario 238 de la fundación de la villa, por el gobernador de turno, Roberto Méndez Peñate.
A principios de 1959 se trasladó la estatua unos metros más al oeste, frente al teatro La Caridad, y se colocó en un botecito de granito gris y verde que para tal efecto se construyó.
En 1969 el niño de la bota desapareció, tras serle arrancado y perdido el botín y poco después, destruido ambos pies.
Un año más tarde, el 7 de octubre de 1970, sus restos fueron donados al Museo Provincial por el ciudadano Jesús Velazco Fernández.
La escultura fue reconstruida en bronce por el artista José Delarra y ubicada nuevamente en el parque en el año 1989 ocupando ahora el lugar exacto donde estuvo colocada por primera vez, incluso sobre igual base en línea recta con el Obelisco a los Presbíteros Conyedo y Hurtado de Mendoza, la Glorieta y la Estatua a Marta Abreu de Estévez, donde se erige en la actualidad, muestra de coraje y humanidad, bajo la sencilla imagen de un niño con una bota rota.