Asilo para pobres desamparados.

El asilo para pobres desamparados “San Pedro y Santa Rosalía” ocupó el lugar donde primeramente estuvo ubicado el colegio «San Pedro Nolasco». Al trasladar el mismo hacia la calle del Carmen (hoy Máximo Gómez, lugar donde se encuentra el restaurante «1878»). Marta Abreu y sus dos hermanas, Rosa y Rosalía, decidieron utilizar este local para fundar un asilo para pobres no mendicantes con diecisiete departamentos y en éste se le dio albergue a más de veinte pequeñas familias pobres, además de tres habitaciones para el conserje y sus familiares siendo de uso común la cocina, el patio y otras dependencias y que llevaría el nombre de «San Pedro y Santa Rosalía». Se dotó el local de un conserje que velaba por la moralidad y el orden. Marta adquirió un espacio en el cementerio local para sepultar los fallecidos en el asilo. El traslado se efectuó el 1 de septiembre de 1883 y se inauguró el 23 de diciembre de ese mismo año.

Tuvieron la precaución de dotarlo del reglamento por el que habría de regirse, como lo habían hecho con la escuela, en lo que queremos ver la iniciativa de Marta, por el orden y buen juicio que prevaleció siempre en todo cuanto hizo, y la mano y la inteligencia del Dr. Luis Estévez su esposo y su más entusiasta colaborador.

Mediante un aviso que por indicación de Marta se publicó en los periódicos locales, se fueron admitiendo familias sin recursos hasta que la capacidad estuvo cubierta. De toda la construcción de este asilo y del sostén del mismo se encargaron las tres hermanas.

Este asilo para pobres desamparados a finales de la Guerra de Independencia se fue extinguiendo porque murieron muchos de los asilados en él. Allí se instaló un pequeño hospital en el que se atendieron los soldados libertadores enfermos,