21 de septiembre de 2025
Carolina Rodríguez, el alma de Cuba

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Carolina Rodríguez. El alma de Cuba. Patriota villaclareña de la cual desconocen muchos cubanos su existencia, nació en Santa Clara, en una casa de la primera manzana de la calle del Carmen (hoy Máximo Gómez) el 20 de Noviembre de 1825. Sus padres fueron Felix Vaolis y Ana Francisca.

Desde 1866 conspiró para la causa independentista. Fue agente oficial con el seudónimo «Cubanacán». Perdió su patrimonio que era bastante pobre durante la  guerra de independencia. Sufrió destierro en Isla de Pinos.

Presidió el Club «Cuba». Fue tesorera de la Sociedad Benéfica de Cubanos «Lorenzo Díaz Marcano». Recibía y distribuía correspondencia y mantenía contactos con la red de patriotas que operaban en la clandestinidad. Espiaba la actividad militar en la ciudad, se informaba de la marcha de la acción conspirativa en los Estados Unidos, Sostenía una amplia correspondencia con el Mayor General Carlos Roloff.

Carolina Rodríguez. El alma de Cuba, mostró ser una tenaz organizadora. Alentó a los cubanos a la lucha y combatir hasta las últimas consecuencias. Ella le expresó a Carlos Roloff: » Todo lo que se llama pueblo, está resuelto a empuñar las armas y lanzarse el día que se lo manden…».

Se vio obligada a salir de Cuba debido a la persecución de las autoridades españolas por su actividad revolucionaria. Por su labor preseverante y eficaz mereció la confianza de la Junta Revolucionaria de Nueva York, especialmente de Don Tomás Estrada Palma.

En el exilio hizo contacto con los veteranos de la guerra del 68 y conoció a José Martí.

Carolina Rodríguez. El alma de Cuba, enferma, casi ciega, asistía diariamente al trabajo para dar su aporte a la recaudación de fondos. De ella Martí expresó:

Carolina Rodríguez. Patriota Villaclareña

Carolina Rodríguez. Patriota Villaclareña. «Quién sabe cuál es el alma cubana? Hay allá en un rincón de la Florida una anciana de buena casa y de lo más puro de Las Villas que perdió con la guerra su gente y su hogar. Por la mañanita fría con los primeros artesanos sale a las calles camino a su taller, y sube la escalinata de la entrada. y se sienta hasta que oscurece a la mesa de trabajo. Y cuando cobra la semana infeliz, porque poca labor pueden hacer manos de setenta años, pone en un sobre unos pesos para un cubano que está enfermo en Ceuta, y otros en otro sobre, para el cubano a quien tienen en la cárcel de Cuba sin razón, y en el sobre que le queda, dos pesos más y se los manda al Club Cubanacán, porque le parece cubano muy bueno el presidente de ese Club, y porque ése, Cubanacán, es el nombre que llevó ella cuando la guerra. Con ojos de centinela y entrañas de madre vigila la cubana de 70 años por la libertad, adivina a sus enemigos, sabe dónde están todos los cubanos que sufren, sale a trabajar para ellos en la mañanita fría, arrebujada en su manta de lana, !Esa es el alma de Cuba!,»

Ya desaparecido el dominio colonial español en 1899, a principios de Enero de ese año Carolina Rodríguez. Patriota Villaclareña regresa a su ciudad natal enferma y además, en la miseria más absoluta. Olvidada por todos, había perdido su casa y todos sus medios de vida. Pudo encontrar una pequeña habitación en la calle que hoy lleva su nombre y era ayudada sólo por algunos vecinos que se compadecieron de su estado. Falleció el 2 de junio de 1899.

Años después, por acuerdo del Ayuntamiento, adoptado el 4 de Octubre de 1939 y el Centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, los restos mortales de Carolina Rodríguez fueron exhumados y expuestos en capilla ardiente la noche del 26 de Enero de 1940.

En la mañana del 27, víspera del 89 aniversario del natalicio del apóstol José Martí, los restos de la patriota  y una de las mujeres que más quiso Martí, después de su madre, fueron depositados en el Panteón de Veteranos, donde reposan actualmente.

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