Maestra Nicolasa

Maestra Nicolasa. Decana del magisterio en Cuba. Nació el 6 de diciembre de 1770 en la ciudad de Santa Clara, María de la Concepción Nicolasa Pedraza Bonachea, conocida por la Maestra Nicolasa, quien educó a tres generaciones de santaclareños y que como otras personas dedicadas a la educación de niños, vivió en la mayor pobreza y culminó su vida en la miseria. Murió en Santa Clara, con casi 97 años en 1868.
Su nacimiento
A los 17 años de edad pierde a sus padres, y a partir de ahí se dedica a la enseñanza de los niños santaclareños, poniendo en ello todo su empeño, sus fuerzas y su amor, renunciando al matrimonio para consagrarse por entero a esta noble tarea. Enseñaba a los niños en su escuela, de ahí a su casa y a la iglesia.
Comenzó a ser maestra desde los catorce años de forma empírica, pues no tenía preparación académica para enseñar. No obstante, su vocación innata le permitió realizar esa labor de forma excelente demostrado por la preferencia de los padres de los niños que pudiendo pagar estudios a sus hijos los enviaban a la escuela de la maestra Nicolasa. No hubo excepción para enviar niños y niñas que no era lo usual- en la colonia existía la segregación sexual en la educación- pero la escuela de Nicolasa era para ambos sexos.
Alumnos
Fue profesora de Miguel Jerónimo Gutiérrez, Antonio y Guillermo Lorda, Tranquilino Valdés, Arcadio García, así como de otros patriotas que se entregaron de lleno a la causa de la independencia.
Ejerció el Magisterio por casi 70 años, predicando la virtud y el amor a la patria. Eduardo Machado se ocupó de su entierro, además tuvo la iniciativa de colocar una lápida en el frente de su casa que decía:
«EN ESTA CASA NACIO LA MAESTRA NICOLASA. AQUI VIVIO Y MURIO ENSEÑANDO Y PRACTICANDO LA VIRTUD»
Desdichadamente como en la mayoría de los patriotas ilustres, muy pocos la recuerdan, ni recuerdan el legado que dejó de enseñanza en todos los estudiantes que estuvieron con ella. La lápida se retiró al demoler la casa, el parque no hace ninguna referencia a su obra. Tanto le debemos los santaclareños y sin embargo, nos olvidamos de ella.