21 de septiembre de 2025
René Portocarrero. Artista de la plástica

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En razón de sus setenta años – en 1982 – René Portocarrero aseveraba:

«Yo soy habanero ciento por ciento, la he recorrido a pie palmo a palmo, en la época que no tenía ni el níquel para la guagua. Siempre tuve el sentimiento de que podía revelar plásticamente lo que sentía por las piedras, las casas, las plazas, las calles, la gente… y creo que tuve la suerte de realizarlo mucho después de avanzada mi carrera, al crear esas Habanas multicolores.»

Catedrales, diablitos, máscaras, ciudades abigarradamente barrocas, floras y otros asuntos quedaron reflejados por el trazo – ojo y pincel – de este artista de prodigiosa fecundidad.

A la Academia de San Alejandro asistió seis o siete meses, por lo que él mismo se consideró autodidacto. En 1934 expuso su primera muestra personal, en el Lyceum del Vedado, cuatro años después trabajó y aprendió en el Estudio Libre de Pintura y Escultura que Eduardo Abela creó para «hablarle a los alumnos de los materiales y del oficio, pero no darles pautas a seguir.»

Portocarrero ejerció la docencia en la Cárcel de la ciudad – 1941 a 1943 – período del cual comentaría, no sabemos si en broma, que «también tengo influencias de algunos de los presos a quienes di clases de dibujo en el Castillo del Príncipe. Nunca he tenido otros maestros que Víctor Manuel, Amelia Peláez… a los que conocí después.»

He ahí, citados, los profesores que tuvo. Después embarcó a Nueva York, el Museo de Arte Moderno de esa ciudad se interesó en su obra. «Nueva York, comentaba el pintor, me fue pródiga en todo, menos en dinero. Al sacar cuentas de la venta, casi todo quedó para los empresarios: 50 por ciento de ganancias, y de la parte del pintor, deducción de gastos de montaje, inauguración, propaganda…»

Su serie de Flores y Color de Cuba, pintada entre 1962 y 1963,le dio el Gran Premio Sambra de la Bienal de Sao Paulo, Brasil. A continuación pintó Flores ornamentales y los 27 retratos de Flora, muy bien acogidos en la Bienal de Venecia. Acerca del tema su obra fue tan prolífica que expresó:

La Flora se ha hecho muy popular. Al extremo que cualquier mujer que hago la llaman Flora… Dondequiera que voy hay gente que me conoce y me viene a saludar. Son cosas para mí realmente incalificables.»

Igualmente pintó la ciudad, su ciudad, como nombró uno de los óleos más conocidos. La ciudad se multiplicó en cuadros, la ciudad vista desde el exterior y a través de sus interiores. Los Carnavales integraron otra serie de alrededor de 200 obras. Además pintó murales de gran tamaño.

Viajó por Haití, Francia, Italia, Inglaterra, España, Holanda, Polonia, Bulgaria, México, y recibió condecoraciones de algunos de esos países. En Cuba se le confirió la Orden Félix Varela.

Artista laborioso y personalísimo, de estilo reconocible aun en  la variedad temática, David Alfaro Siqueiros lo consideró «el más rico en elementos dramáticos» de entre los pintores cubanos y le auguró – en 1943 – un porvenir exitoso. No se equivocó. Las obras de René Portocarrero pueden ser vistas en las más exigentes galerías.

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