Un censo en Cuba

Un censo en Cuba. Hará cosa de unos años, cuando estaba estudiando en el Pre Universitario, nos citaron para participar en uno de los tantos Censos que se han hecho en Cuba. Quizás no fuera de carácter nacional, sino más bien, dirigido a ciertos estudios sobre personalidades y temáticas propias de la población cubana, que era la verdad, para los que escogían a los estudiantes.
Luego de reunirnos con los profesores, nos repartieron un grupo de casas a alumnos en grupos de 3 estudiantes y nos dimos a la tarea de realizar un censo en Cuba.
Nos tocó en uno de los casos, el censo a los habitantes de un Solar en Santa Clara. Los solares tienen sus características especiales y hay que saber cómo tratar a la gente que allí vive. Por lo demás, son muy pintorescos, muy coloridos, el patio principal lleno de ropas recién lavadas y de gente jugando dominó, grupos de jóvenes conversando, y otros bebiendo.
En este solar la escalera que accedía al segundo piso estaba inutilizable, y los habitantes subían al mismo a través de una soga. Esta fue la primera dificultad que tuvimos que atravesar, pero como estudiantes y jóvenes al fin, nos gustó en lugar de disgustarnos.
Luego de escalar la soga, llegamos a una casa donde nos abrió una mulata joven con un niño en brazos. Nos invitó a pasar y le comentamos nuestro propósito. Enseguida accedió entusiasmada, pues parece que en realidad estaba un poco aburrida, y esta actividad le resultó agradable.
Le preguntamos una serie de datos escritos en una encuesta que nos habían entregado. Cuando le preguntamos del niño (que era su hijo), nos dio los datos de la fecha de nacimiento y otros. Cuando le preguntamos el peso del niño en libras, se asomó a la puerta y voz en grito llamó: “JABAO…”, cuando el Jabao le respondió ella le dijo: “¿Cuanto pesa el niño?” a lo que el JABAO respondió categóricamente. “20 libras”. Nosotros le preguntamos. “Quien es el JABAO, ¿el padre del niño?” a lo que ella nos respondió, “No, que va, el JABAO mata puercos para vender, ¡y tiene un ojo!. ¡SI EL JABAO DICE QUE PESA VEINTE LIBRAS, PONLE EL CUÑO QUE PESA VEINTE LIBRAS”.